por Andrea Peroni Fiscarelli
Evaluaciones homogéneas vs evaluaciones diferenciadas
La evaluación aplicada desde el Estado se ha ido estandarizando a fin de generar fundamento, evidencia y, con base a ello, se ha ido posicionando cada vez más. El problema que persiste es la necesidad de reconocer que no todos los programas públicos comparten las mismas características, por ende, se debería pensar en tipos de evaluaciones diferenciadas.
Basta pensar en programas que están orientados a la entrega de bienes, sin interacción con los beneficiarias/os (como es el caso de subsidios, planes y bonos), y otros que buscan entregar herramientas y/o desarrollar competencias y habilidades orientadas a mejorar la inserción social de las personas, especialmente de las más vulnerables.
Para este tipo de programas, las metodologías de evaluación tradicionales se muestran insuficientes pues solo apuntan a captar el nivel de eficiencia o eficacia, sin lograr capturar la complejidad y riqueza de la realidad, de la práctica y de los resultados. Por otro lado, al tratarse de programas que se orientan al comportamiento humano y social, conlleva reconocer la complejidad de sus contextos.