Evaluación indígena y sus desafíos para el campo de evaluación: ¿La evaluación participativa tiene algo que decir?

Por Larry K. Bremner (*)

Me gustaría felicitar a EvalParticipativa por establecer esta comunidad de diálogo y aprendizaje profesional.  ¡Bien hecho! También les agradezco mucho el solicitarme que contribuya a este importante espacio de diálogo.

Yo soy Métis, que es uno de los tres grandes grupos indígenas reconocidos en Canadá; los otros dos grupos son los First Nations y los Inuit. Como evaluador, he tenido el privilegio de trabajar con personas muy dedicadas tanto en Canadá como en el exterior que están procurando fortalecer y capacitar a sus comunidades. Creo que la evaluación es una herramienta para ser usada en el empoderamiento de las comunidades y los pueblos. Durante mucho tiempo la evaluación ha sido utilizada como herramienta para ayudar a mantener y justificar un enfoque colonial y paternalista hacia las comunidades indígenas. Los evaluadores externos han llegado a las comunidades indígenas para evaluar programas, desconociendo las historias culturales, políticas y sociales de dichas comunidades, sin siquiera entender o seguir los protocolos comunitarios. Por demasiado tiempo la evaluación ha sido un proceso extractivo que ha tomado mucho de las comunidades, a menudo sin brindar nada a cambio. Esta situación me ha llevado a abogar por que las comunidades indígenas  tomen el control de su agenda de evaluación. He resumido a continuación algunas ideas que me ayudan cuando realizo una evaluación con los pueblos y comunidades indígenas.

Los pueblos indígenas no son un grupo homogéneo. Por ejemplo, en Canadá, hay más de 630 comunidades de First Nations, una clasificación general que incluye a más de cincuenta grupos específicos (Cree, Dakota, Lakota, Mohawk, Mi’kmaq, Dene, Tagish, Haida Gwaii, Ojibwe, etc.), muchos de las cuales han experimentado diferentes realidades políticas y contextuales. Las estimaciones de la UNESCO señalan que hay aproximadamente noventa lenguas indígenas en Canadá. Estas diferencias hacen que sea extremadamente difícil generalizar de una comunidad a otra. Por lo tanto, los esfuerzos de evaluación han de ser tan diversos como las poblaciones con las que tenemos el privilegio de trabajar.

La evaluación indígena demanda bastante tiempo porque es necesario volver a construir relaciones significativas, respetuosas y confiables.

La construcción de relaciones es considerada un aspecto ético fundamental de la evaluación indígena y es la base para la investigación en contextos indígenas. Los evaluadores deben respetar, apreciar y comprender el conocimiento indígena y sus formas propias de saber, así como la manera en que se aplican en la evaluación. El conocimiento indígena se basa en la sabiduría colectiva de los antepasados ​​y se construye a través de una cuidadosa observación y experiencia de los patrones naturales de la vida. Este conocimiento a menudo se aprende, se transmite y se conserva a través de la narración de historias. Los evaluadores deben aprender, comprender y practicar los protocolos comunitarios, escuchar las historias y aprovechar los valores culturales, sociales y espirituales de la comunidad.

La importancia de la cultura y el contexto no puede ser exagerada. La evaluación indígena debe basarse en los valores culturales, sociales y espirituales de las comunidades, apoyando su resurgimiento cultural. Para comprender mejor el contexto actual, el pasado no puede ser ignorado, ya que es necesario poner en perspectiva las realidades de hoy para crear la visión del mañana. Los enfoques de evaluación desarrollados deben promover la mejora del bienestar de la comunidad en términos del desarrollo físico, mental, emocional y espiritual de los individuos y las familias.

La relevancia de comprender nuestras historias originarias, así como la importancia del tiempo y de la comunidad son señaladas por toda la literatura sobre la evaluación indígena. El pasado no puede de ningún modo ser ignorado; es necesario poner en contexto las realidades de hoy y las visiones del mañana. Necesitamos reconocer, apropiarnos y entender nuestra historia, a fin de comprender mejor el presente y movernos positivamente hacia el futuro. Independientemente de si somos o no evaluadores indígenas, conocer nuestras historias originarias -encontrarse a uno mismo- resulta críticamente importante, ya que nos permitirá entender mejor cómo y por qué vemos el mundo y los que nos rodean de una manera particular. Nuestras historias originarias nos dan conocimientos y pistas sobre lo que está sucediendo hoy, ayudándonos a movernos hacia el futuro de una manera positiva. Nos ha sido dicho que cuanto más lejos miremos hacia atrás, mejor  entenderemos nuestro presente.

Necesitamos más enfoques holísticos; como evaluadores hemos estado realizando nuestro trabajo en silos. Quienes financian evaluaciones, en su mayor parte, lo hacen respecto a iniciativas individuales: una iniciativa de educación o una iniciativa de salud o una iniciativa de justicia; sin embargo, en las comunidades en las que trabajo, estos campos están interconectados. Por ejemplo, a veces se tienen que abordar asuntos de salud y bienestar comunitario antes de poder atender temas de educación. Existe, por tanto, la necesidad de avanzar hacia un enfoque más holístico, uno que mejor refleje el carácter relacional de la visión del mundo indígena, en las que los sistemas humanos y naturales conforman un único sistema compuesto de relaciones con la tierra, la cultura, la comunidad, las personas, los antepasados ​​y la espiritualidad.

Existe la necesidad de que la evaluación se vuelva insurgente.

¿Qué es la evaluación insurgente?

  • Está conectada, respeta y busca validar las visiones del mundo indígena.
  • Produce resultados para su uso por pueblos y comunidades indígenas.
  • Sus procesos y productos finales son presentados ante las comunidades indígenas, quienes se constituyen en los jueces finales de su validez y efectividad.
  • Está orientada a la acción; funciona como factor motivador para la acción práctica y directa entre los pueblos y comunidades indígenas.

En conclusión, la evaluación debe ser dirigida por la comunidad. Los enfoques indígenas deben tener en cuenta el trauma histórico y la represión cultural, así cómo beneficiará el trabajo evaluativo a la comunidad y su gente. La evaluación debe basarse en los valores culturales, sociales y espirituales de las comunidades y apoyar el resurgimiento cultural. El foco de una evaluación indígena no debe estar puesto en individuos e independencia, sino en las relaciones y la comunidad / colectiva. Un enfoque indígena es uno de la relacionalidad; relaciones con la tierra, cultura, comunidad, personas, antepasados y la espiritualidad. Si bien hay muchos métodos diferentes que pueden utilizarse, deben basarse en un paradigma de evaluación indígena.

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Bibliografía sobre el tema

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