por Osvaldo Néstor Feinstein
La “Evaluación Integradora” (EI) es un enfoque que mitiga el discurso polarizador integrando diversas perspectivas y/o hipótesis aparentemente contradictorias. Por otra parte, la evaluación participativa (EP) permite la incorporación de la perspectiva de la población sobre los procesos y resultados de políticas, programas y/o proyectos, limitando o evitando el sesgo tecnocrático.
La perspectiva determina la evaluación, tanto sus preguntas como sus respuestas. Como la población es heterogénea es muy probable que tendrán varias perspectivas, que además pueden diferir de la perspectiva de los técnicos. ¿Cómo abordar este tipo de situaciones?
Una posibilidad es identificar una perspectiva como la única válida. Otra posibilidad es adoptar un enfoque relativista y considerar que todas las perspectivas son válidas. Una tercera posibilidad es explorar la compatibilidad de las diversas perspectivas o de subconjuntos de las mismas. Esto es lo que hace la evaluación integradora. Mientras que la evaluación participativa genera o hace aflorar perspectivas, la evaluación integradora explora la posibilidad de combinar o integrar algunas de esas perspectivas.
En la práctica se presentan situaciones que desde alguna perspectiva enfatizan los aspectos positivos de una intervención, dejando en un cono de sombra los aspectos negativos que pueden ser el foco de otra perspectiva. El desafío integrador es combinar estas perspectivas opuestas, lo que puede realizarse cuando las explicaciones son compatibles y complementarias.
Al aplicar una perspectiva dinámica, considerando efectos de corto y largo plazo, puede suceder que en el corto plazo los resultados sean negativos y en el largo plazo positivos. En este tipo de casos, la evaluación integradora coincide con la evaluación dinámica, que integra efectos intertemporales.
La parábola de las personas que describen un elefante tomando en cuenta solamente una de las partes del elefante es útil para ilustrar las posibilidades y las limitaciones de la EI: se pueden integrar las patas, la trompa, las orejas, etc. en la figura de un elefante, pero si una perspectiva sostiene que una aleta o unas espinas son también parte del elefante, esta perspectiva es falsa y no puede ni debe integrarse con las otras perspectivas.
En síntesis, la evaluación participativa se enriquece en el marco de la evaluación integradora: la EP genera perspectivas, la EI combina las perspectivas compatibles.
Algunas preguntas para la reflexión participativa
¿Cuál es la relación entre la EP y la EI?
¿Son válidas todas las perspectivas?
¿Cuándo pueden integrarse perspectivas diferentes?
Para profundizar este tema, sugiero leer “Evaluación dinámica para el cambio transformacional”, capítulo 2 del libro “Evaluación para el cambio transformacional” y el trabajo “Integrative Evaluation” a ser publicado próximamente en American Journal of Evaluation.
Esta contribución fue presentada en la mesa que organizó EvalParticipativa para la Conferencia de Evaluación e Investigación Acción Participativa (PAREC) en abril de 2022.
Excelente aporte del maestro Osvaldo Feinstein. Gracias.